22 de marzo de 2007

El hombre de negro

Por Emmanuel

johnny cash finger


Hace 75 años (no exactamente a esta fecha, pero cerca) nació en Arkansas uno de los músicos más importantes e influyentes del siglo XX: Johnny Cash. De ascendencia escocesa e infancia campirana, Cash fue el ícono más rebelde de la norteamerica ingrata con su propia historia. Aunque Johnny firmara y grabara con la misma compañía discográfica de Elvis y Jerry Lee Lewis, Sun Records, y tuviera éxitos a través de cinco décadas, no fue sino hasta sus últimos años de vida que su carrera fue valorada objetivamente y redescubierta por una nueva generación. Esto, sólo por la colaboración de Rick Rubin (productor extraordinario de los Beastie Boys, los Chili Peppers) en la serie American Recordings, donde Cash reinterpretaba grandes canciones del rock y el pop (Hurt, de NIN; Personal Jesus, de Depeche Mode; In My Life, de los Beatles, etc).

Tal vez fueron los excesos con las pastillas y el alcohol que lo excluyeron de la hipocritona sociedad estadunidense, pero a mi parecer fue su entereza lo que lo convirtió en un ente invisible, una sombra imponente sobre una industria sucia que no podía ver a su gran héroe a los ojos. El Country Music Association nunca comprendió los últimos proyectos de Cash, lo rechazaron tajantemente, básicamente exiliándolo a su hogar en Jamaica. Pero cuando murió, todo mundo saltó a alabarlo, subirlo casi a nivel de santo (dificilmente lo era y él lo sabía muy bien), filmarle peliculas y embutirnos mil recopilaciones para que el mundo por fin conociera el genio de Cash, cuando habían sido ellos los que habían borrado a Cash del mapa.

En su autobiografía, Johnny Cash asegura haber vivido la mejor vida del mundo y ser un viejo felizmente casado, en comunión con la tierra y con Dios. A diferencia de los nuevos evangelistas, él vivió una verdadera relación extrema con su Cristiandad: una vida humilde, la cercanía con los misterios de la muerte, la tentación, el pecado y la redención a través del amor y la coherencia con uno mismo.

A pesar de lo maravillosos que son los American Recordings, lo mejor de Cash son sus grabaciones clásicas de los 50s: Get Rhythm; Cry, Cry, Cry; Hey Porter; I Walk The Line; Boy Named Sue; Five Feet High n' Risin'; entre muchas otras. En estas canciones pueden encontrar muchas de las raíces del rock, sobretodo de la nueva ola de revival folk con Bonnie 'Prince' Billy, Devendra Banhart, Marissa Nadler, o bandas más pachochas como Wilco o Lambchop (la voz de su vocalista es un homenaje eterno a Cash).

Ahora que se vienen las vacaciones habría que sacar los mp3 del recuerdo y escuchar a Cash un rato. Sus líneas de bajo son geniales para los días soleados: uno puede imaginarse esos ritmos cocinándose en su cabeza, recogiendo algodón en Alabama, cantando spirituals en las fiestas santas. Siempre es chido revisar el trabajo de un gran hombre para comprender un poco mejor los pequeños saltos que damos en la vida.

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Aquí, una de mis favoritas, Get Rhythm:


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