Si fuera posible comprar un lugar pre-biológico, fuera de tiempo y espacio donde se pudiera planear lo que voy a escuchar durante toda la vida, gastaría todos mis ahorros en él. Se presentan varios problemas; si no he vivido cómo voy a ahorrar, si no he vivido cómo voy a saber qué música me va a ir gustando a lo largo de la existencia, si no he vivido cómo voy a saber lo que es la música... detalles.
Desayunos fondeados con el No Cities Left, viajes en microbús con el chof oyendo a todo volumen el Past Masters, clases en la facultad apoyadas con útil multimedia como el The Hour Of Bewilderbeast o el His 'n' Hers. En la biblioteca a nadie le molesta escuchar una y otra vez 10:1 de Rogue Wave.
Recuerdo con especial felicidad y extrañeza el día que entré a la estación del metro Dieciocho de Marzo y suavecita la voz de Billy Corgan me envolvió: I wont deny the pain / I wont deny the change / And should I fall from grace / here with you / Would you leave me too? Galapogos en el metro del norte de la ciudad.
Antes dentro de los vagones también había música. No sólo en los andenes, sino durante el viaje como tal. Siempre ponían el Huapango de Moncayo. Siempre. Algunos dicen que no lo recuerdan, pero para mí es claro y distinto: ponían el Huapango de Moncayo. No era tan audible con el escándalo de los túneles y todo eso, pero sí llegaba a los oídos como murmullo indistinguible. Yo me adueñaría de la música en el metro. Prendidez en la mañana, prendidez en la tarde, un poco de tranquilidad en la noche. El huapango quedaría fuera de mi programación. No porque no me guste, sino porque no es melodía de metro.
De noche pondría las canciones que me gusta oír sola.
A partir de las nueve sonaría Sound Of Sounds, de Gomez, Banana Pancakes de Jack Johnson, Lua, de Bright Eyes. Feeling Yourself Disintegrate, de los FL. Por supuesto. A esta selección pueden ponerle Música para oír en soledad y en el vagón después de las nueve de la noche. Éntrenle.
Imagino mis días como las mejores escenas de películas con soundtracks impecables.
Desayunos fondeados con el No Cities Left, viajes en microbús con el chof oyendo a todo volumen el Past Masters, clases en la facultad apoyadas con útil multimedia como el The Hour Of Bewilderbeast o el His 'n' Hers. En la biblioteca a nadie le molesta escuchar una y otra vez 10:1 de Rogue Wave.
Recuerdo con especial felicidad y extrañeza el día que entré a la estación del metro Dieciocho de Marzo y suavecita la voz de Billy Corgan me envolvió: I wont deny the pain / I wont deny the change / And should I fall from grace / here with you / Would you leave me too? Galapogos en el metro del norte de la ciudad.
Antes dentro de los vagones también había música. No sólo en los andenes, sino durante el viaje como tal. Siempre ponían el Huapango de Moncayo. Siempre. Algunos dicen que no lo recuerdan, pero para mí es claro y distinto: ponían el Huapango de Moncayo. No era tan audible con el escándalo de los túneles y todo eso, pero sí llegaba a los oídos como murmullo indistinguible. Yo me adueñaría de la música en el metro. Prendidez en la mañana, prendidez en la tarde, un poco de tranquilidad en la noche. El huapango quedaría fuera de mi programación. No porque no me guste, sino porque no es melodía de metro.
De noche pondría las canciones que me gusta oír sola.
A partir de las nueve sonaría Sound Of Sounds, de Gomez, Banana Pancakes de Jack Johnson, Lua, de Bright Eyes. Feeling Yourself Disintegrate, de los FL. Por supuesto. A esta selección pueden ponerle Música para oír en soledad y en el vagón después de las nueve de la noche. Éntrenle.
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5 comentarios: on "Sueño con el soundtrack interminable"
risible post, es algo asi como
"ora si me los voy a apantallar"
entonces la tierna sof busca entre todos sus emepetreces los de nombre mas complicado y los postea, ¿no es de ternura loca esto?
pura mala banda y de nombre pretencioso, para reseñar rock, estamos lejos
Puto anonimo: da la cara y deja de decir pendejadas! cobarde!
En las mañanas que pongan en el metro el disco Empire de Kasabian, para llegar con ganas de trabajar al trabajo. En la noche que pongan uno de Fernando Delgadillo: ya se que no es rock, pero es como para calmarme los nervios después del estres de trabajar.
Los sabados en las mañanas, cuando voy a dar una vuelta al centro casi cada semana, que pusieran el de Apple, de Mother Love Bone, o el de Dirt, de Alice in Chains.
Cuando voy en el metrobus, estaría bueno escuchar el soundtrack de la 2da. temporada de Ghost in the Shell: tampoco es rock, pero me encantaría escucharlo en ese instante, igual cuando voy en el ADO camino a Cordoba, cada mes.
Saludos, y siga posteando!
Anónimo; aaaaaaah. Pos qué caray, pobre Wayne Coyne, se va a deprimir porque no te gustan los Flaming Lips. Yo no reseño rock, yo escribo en un blog.
KIKE; Ya tomé nota de tus recomendaciones, intentaré incuirlas ahora que funde radio metro (8)
Dos de los recuerdos más gratos que guardo de mi estancia en el df están acotados por 2 canciones de nombres no complicados ni apantalladores: Una de ellas es la de "Al lado del camino" del Fito mientras estaba sentada como vegetal viendo viendo a la entrada de Bellas Artes. Sola pero plena, despidiéndome de la ciudad. Y el otro se refiere a la de "Vivo", de Cerati, mientras regresaba a casa despues de un encuentro amoroso con el tipo que estuve deseando allá; el último día.
Snif.
acabo de ver este post y el disco ya caducó (obvio).. se me antojó, no lo tendras x aí? o d perdido pegar el tracklist para bajarlas x otro lado. thnxs.
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