Mientras que las imágenes fijas representan la muerte de un instante irrepetible, las películas son como el zombie al sinnúmero de balas que pretenden herirlo. Permanecen en movimiento hasta que termina el rollo o es detenido, y congelarlo en un cuadro significa pausarlas, mas nunca aniquilarlas.
Es igual cuando nos desenamoramos, continuamos caminando, para alejarnos del otro por desprecio o cualquier otra de las múltiples causas, porque lo que se aniquila es esa nube espumosa impresa con un dorado te amo, mas nunca se aniquila al otro.
Cuando aniquilamos al otro, es necesaria la fataldad voraz que actúa con la brevedad de un disparo (como el fotógrafico); cuando no, el sentimiento que alguna vez fue compartido se desvanece hasta la completa sombra, pero siempre cabe la posibilidad de volver a él (al sentimiento o al objeto amado).
Un rompecabezas de incógnitas complica el resolver una muerte reconstruída a partir de la obra maestra de Alain Resnais, fuente deinspiración para ilustrar una canción de Blur casi medio siglo más tarde.
Tal parece que la inmortalidad de una imagen móvil es proporcional a la síntesis que de ella se plantea gracias a un nuevo texto, que nos remite y resucita aquella. La eternidad de una película está dada porla prolongación de sus formas a través de obras nuevas, mientras que la imagen fija transcurre infinitamente por cuanto la podamos tener alalcance de la mirada. Sin embargo, una es eternidad de la muerte, mientras que la otra es finitud de la vida.
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