14 de marzo de 2010

¡Subestímame ésta! - GITHEAD


Hace mucho tiempo, en una isla muy lejana, existió una banda llamada Wire. Formada en la ciudad de Londres por los amigos Colin Newman, Graham Lewis y Bruce Gilbert, fue una de las bandas más importantes de la primera ola de postpunk británico. Decididamente conceptuales y formados académicamente como artistas multidisciplinarios, han sido influencia (consciente e inconscientemente) de muchos artistas posteriores, entre ellos los Talking Heads, Yo la Tengo o Interpol.

Wire nunca tuvo un éxito apabullante y muy poca gente ubica a la banda y su importancia artística. Mucho menos saben que Colin Newman, el gran cerebro detrás de la banda, sigue activo con un proyecto lanzado en el 2004 bajo el nombre de Githead.

A Githead lo forman, además de Newman, el artista electrónico Robin Rimbaud (aka Scanner), Malka Spigel y Max Franken (estos últimos de la legendaria banda israelí Minimal Compact). Juntos han editado cuatro discos, donde conviven el sonido duro del punk, la electrónica y el arte conceptual en forma de ríos textuales vocalizados por los esposos Newman y Spigel.

El sonido de Wire era uno de los más agresivos de aquella época tan fértil. Reinaban las voces casi metálicas recitando frases abstractas; las guitarras eran distorsionadas y ambientales, mientras las cajas de ritmo se mantenían exactas. Githead retoma muchos de estos elementos, sin embargo se desentiende de su banda madre para incorporar otras lecciones del postpunk, como los bajos sensuales que evocan a The Slits o al Pop Group, quienes siempre estuvieron más enamorados del dub y su potencial bailable. En las secuencias, el espíritu del new wave vibra con fuerza, haciendo a Githead una amalgama de lo mejor de todos los géneros del rock surgidos desde hace 30 años. La inclusión de Spigel, Franken y Rimbaud a la mezcla predecía esta sinergia de sonidos y pensamientos.

Intelectualmente, Githead sigue poniendo el dedo en la llaga de la modernidad. Ellos hablan de la industrialización, el desapego emocional hacia el mundo, las neurosis provocadas por las redes mediáticas, etc. Poco a poco, Thom Yorke parece menos original y más un emulador virtual.

Githead no es una copia ni una versión, sino un tatuaje autobiográfico que exhala su genética y la recrea como si todos los sonidos inventados desde 1976 le hubieran pertenecido originalmente. Escucharlos es encontrarse con un viejo conocido que ha aprendido nuevos trucos. De inmediato uno reconoce líneas de bajo, riffs o ritmos, para descubrir que no, que no es que se les haya escuchado antes, sino que Githead (y Wire, por antonomasia) son la base de todo lo que escuchamos actualmente.

Si volver a lo básico es descubrir esencias, Githead es una parada obligatoria para comprender la ruptura histórica y el espíritu transgresor del punk más allá de los estoperoles y los mohawks.

Les recomiendo entrar a la página oficial de la banda para que conozcan su discografía completa.

También pueden leer esta entrevista de Pop Matters para conocer más sobre su filosofía de trabajo.






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